Buscar este blog

Translate

sábado, 26 de julio de 2025

La Esencia Multicultural del Pueblo Dominicano: Una Realidad Histórica y Social



La identidad del pueblo dominicano es el resultado de una rica mezcla de orígenes. Desde los aborígenes Taínos, Araucos y Caribeños que poblaban la isla al momento del encuentro con Cristóbal Colón, nuestra ascendencia ha evolucionado en diversas etapas:
  • Primera Etapa: La unión entre los pueblos originarios y los europeos (españoles, canarios, portugueses, italianos, franceses, ingleses, holandeses, entre otros), dio origen a la población mestiza.

  • Segunda Etapa: Posteriormente, la interacción de europeos y mestizos con los africanos aportó a la formación de los mulatos y los mestizo-africanos.

  • Tercera Etapa: Una etapa de entremezcla entre mestizos y mulatos consolidó aún más nuestra diversidad.

  • Etapas Subsiguientes: A lo largo de la historia, nuestra población se ha enriquecido con la llegada de israelíes, japoneses, hindúes, árabes, orientales (chinos y coreanos), sirios, turcos y libaneses.

Esta constante interacción cultural y genética desde sus orígenes hace de la población dominicana una sociedad intrínsecamente abierta por su naturaleza y cultura. Si existe un pueblo que no es racista, es el dominicano.

Sin embargo, la historia nos ha legado acontecimientos difíciles. Las invasiones y matanzas ejecutadas por grupos haitianos en distintos pueblos dominicanos han forjado, como defensa propia, un profundo sentimiento de prevención y cautela ante lo que se perciben como constantes traiciones y hostilidades. Existen dominicanos que han sufrido la pérdida de familiares, mutilaciones, violaciones y el robo de niños y animales para prácticas ancestrales de vudú, incluso habiendo ofrecido refugio y ayuda humanitaria en momentos de extrema pobreza. Estas experiencias, sumadas a las diferencias en creencias religiosas, costumbres e idiomas que marca la frontera, generan divisiones difíciles de conciliar entre las sociedades.

No se trata de racismo, sino de concepciones existenciales arraigadas en la historia de nuestros pueblos, de difícil negociación. La convivencia pacífica podría ser plenamente alcanzable si no existieran intentos de apropiación del territorio dominicano, o la pretensión de derechos que expropien a quienes tienen una herencia de sangre de los pobladores verdaderamente originarios, no de descendientes foráneos africanos.

El pueblo dominicano es noble. Ha recibido invasiones militares y de pobladores de otras tierras, mientras que el dominicano nunca ha invadido. El dominicano se entrega a una cultura de paz, de disfrute por la vida, y enarbola la bandera de la paz y la libertad, no solo para su isla, sino para todo el planeta. Los haitianos necesitan ayuda, pero esta no debe recaer exclusivamente en los dominicanos; es una responsabilidad de toda la humanidad. Es algo que los países ricos, en su afán de mantener el poder, no quieren entender, perpetuando así la pobreza en otros territorios.

¡Basta ya! No se dejen manipular.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario